Amig@s do Mar

viernes, 25 de febrero de 2011

La sombra de viento



La sombra del viento

Estoy segura de que a estas alturas casi todo el mundo ha leído o al menos ha oído hablar de "La sombra del viento", el best-seller de Carlos Ruiz Zafón convertido en uno de los libros más vendidos de un autor español.

En principio, con "La sombra del viento" sufrí prácticamente el mismo suplicio inicial que con la anterior obra que leí de este autor, "El príncipe de la niebla". El comienzo es flojo, previsible, aburrido, típico y falto de interés. Está escrito para llamar la atención sobre asuntos que más adelante no tendrán ninguna relevancia en la novela, algo que no termino de entender.
A pesar de mi desgana inicial, continué leyendo y, transcurridas unas cuantas páginas, la historia comenzó a tomar cuerpo y de igual modo comenzó a merecer la pena. Esa parte intermedia profundiza en la vida anterior de los protagonistas, desgrana los sucesos que causaron determinadas situaciones actuales y ahí se teje un entramado de suspense, incluso cercano al terror, muy interesante y adictivo. Se hacía conveniente llegado ese punto aclarar varios aspectos que el autor estaba dejando demasiado tiempo en el aire.
El argumento de "La sombra del viento" arranca en la postguerra española, allá por 1945. Un niño de 10 años llamado Daniel es llevado por su padre, librero de profesión, a un extraño lugar donde se guardan volúmenes de toda época, condición y procedencia, bajo un estricto secreto. Allí, en el denominado "Cementerio de los libros olvidados", Daniel elige un libro de Julián Carax, un autor maldito que a partir de entonces le quitará el sueño y le meterá en más de un problema.
El devenir de los acontecimientos no se plantea mal, aunque a medida que avanzan las páginas comienza a haber claras desconexiones entre lo que parecía el objetivo de Daniel (y del propio libro) y lo que sucede en la novela. De repente aparecen decenas de personajes obsesionados igual que el chico con el joven Carax, con su historia, su pasado y su suerte, lo que a la larga acaba siendo aburrido porque sabes que cada nuevo protagonista sabrá detalles importantísimos de la vida del escritor que cambiarán el rumbo de los acontecimientos, que ya de por sí no dejan de dar bandazos. Lo que en un principio parece el cuento de una pasión por la lectura se convierte en una anodina y superflua existencia movida por otras pasiones, unas más bajas que otras.

Pasando mil y una penurias, Daniel, apoyado por unos cuantos secundarios (incluido el secundario cómico encarnado por Fermín Romero de Torres) va escarbando en el pasado de Julián Carax hasta descubrir algo que realmente le tendría que dar igual, que es que el escritor tuvo una juventud desdichada porque perdió a su amada y a partir de entonces desapareció voluntariamente del mapa.
Aún así, el libro mantiene la atención salvo cuando se acerca el final. En un momento dado el protagonista anuncia que va a morir y por un momento me emociono evocando la genial "Crónica de una muerte anunciada" de mi admirado Gabriel García Márquez. Pero no, resulta que el protagonista recibe un tiro pero no se muere. Y además, se casa con la chica. Y Carax vive! Y el malo muere. Y yo no me lo puedo creer. Pienso que cerrar una novela es francamente difícil, pero cerrarla así es como dejarla abierta (como de hecho se ha demostrado con la edición de la supuesta continuación, "El juego del ángel"). Pues a mí un final así me cabrea, qué le voy a hacer. Me pasa como en las películas, pero reconozco que puede ser un vicio personal el hecho de que me fastidie que los buenos se salven cuando estaban lógicamente muertos.
El caso es que el final me dio un bajón impresionante, cuando las 300 páginas centrales me habían gustado bastante a pesar de sus trampas literarias y sus excesivas repeticiones de situación (a veces parece que la novela no avanza, que se ha metido en un bucle y que está sucediendo lo mismo que hace 50 hojas), además de algún que otro error expresivo de bulto. Me costó desde el principio asumir que los hechos sucedían en los años cuarenta, puesto que literariamente hablando el autor tampoco se ha ceñido mucho al habla de aquella época. Se ha esforzado por utilizar una prosa rica en figuras literarias y descriptivas pero desde mi punto de vista ha patinado un poco al darle la ambientación justa.
A pesar de todo ello, puede decirse que "La sombra del viento" es una novela entretenida, de fácil lectura y comprensión, pero que a mí en ningún momento me emocionó (salvo cuando creí que sería una tragedia griega, cachis) ni me llegó al corazón como comentan algunos otros lectores. Quizás me di cuenta demasiado pronto de que el autor pretendía que la historia me emocionara y, como ya he dicho por aquí en otra ocasión, no me agrada demasiado que me digan lo que debo sentir. Si me llega, pues me llegó, sea bueno, malo, Brontë o Corín Tellado, no importa. Pero si no me toca la fibra sensible no hay tu tía.
No voy a recomendar encarecidamente la lectura de este libro pero sí es una buena opción para pasar el rato. Dentro de tres o cuatro días veré si tengo reminiscencias de su contenido y sabré a ciencia cierta si la novela me ha dejado marca o ha pasado sin pena ni gloria por mi cerebro. Para ser sincera, tampoco esperaba que esta novela me encantara, así que tampoco me ha decepcionado realmente.

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