Amig@s do Mar

lunes, 28 de febrero de 2011

Milan Kundera



Vida y obras de Milan Kundera:

Escritor checo nacionalizado francés. Cursó estudios en el Carolinum de Praga y dio clases de historia del cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a 1969, y posteriormente en el Instituto de Estudios Cinematográficos de Praga.
Al concluir la Segunda Guerra Mundial, se afilió al partido comunista, y fue expulsado tras los sucesos de 1948.
Impartió clases de historia del cine en la Academia de Música y Arte Dramático desde 1959 a 1969, y algún tiempo después en el Instituto de Estudios Cinematográficos también de Praga. Además trabajó como jornalero y fue músico de jazz.
Sus primeras novelas, entre las que se encuentran La broma (1965) y El libro de los amores ridículos (1968) critican de manera irónica al modelo de sociedad comunista.
La broma obtuvo el premio de la Unión de Escritores Checoslovacos. Fue traducido a doce idiomas, y grandes personalidades del mundo intelectual opinaron sobre sus escritos. Así lo hizo el célebre Jean Paul Sartre: "La pregunta que plantea Kundera es sumamente radical: ¿Porqué deberíamos amar a las demás personas?. Sí, ¿Porqué?. Tal vez podremos responder a esta pregunta algún día, tal vez nunca."
La broma es un relato de amor, confusiones, infidelidades, y un personaje que se burla de la triste historia de mitad de siglo en Europa, y pretende recuperar el humor de la gente por medio de una gran premeditada broma.
Tras la invasión soviética de Checoslovaquia en 1968, se vio en el paro y con todas sus obras prohibidas y sus libros fueron retirados de la circulación.
En 1975 tuvo que exiliarse en Francia, donde trabajó como profesor de literatura comparada en la Universidad de Rennes (1975-1980), y más tarde en la École des Hautes Études de París.
Entre sus obras posteriores destacan El libro de la risa y el olvido (1978) —unas memorias que provocaron la revocación de su ciudadanía checa en 1979—, y dos novelas, La insoportable levedad del ser (1984) e Inmortalidad (1990). La primera, un excelente relato de una historia de amor en medio de la represión y la burocracia, fue llevada al cine con éxito y se ha convertido en un texto clave de la historia de la disidencia en el este de Europa, situando a su autor entre los principales escritores del continente.
Ha escrito también una obra de teatro, Jacques y su amo (1981), y algunos ensayos.
Sus novelas se sitúan a medio camino entre la ficción y el ensayo, y hacen uso frecuente de la ironía, la presencia de diversas voces narrativas, la confusión entre elementos reales y ficticios y la digresión.
En ellas el autor se enfrenta a sus propios fantasmas personales, el totalitarismo y el exilio, al tiempo que ahonda en los grandes temas de la libertad y la eticidad desde un profundo desengaño, a veces difícil de percibir tras su estilo aparentemente ligero y amable.
Un encuentro (2009), nos da a conocer a un Kundera, en cierto modo, inédito. En efecto, aunque el autor reflexione, como confiesa al principio del libro, sobre sus «viejos temas existenciales y estéticos», lo cierto es que en este apasionado -y apasionante- «encuentro» con algunas obras maestras de la literatura, la música y la pintura, el escritor checo aborda cuestiones hasta ahora poco o nada transitadas en sus libros anteriores.Os quiero, ser felices.

Obras escogidas:

* La broma (1965)
* El libro de los amores ridículos (1968)
* La vida esta en otra parte (1969)
* La despedida (1975)
* El libro de la risa y el olvido (1978)
* Jacques y su amo (1981)
* La insoportable levedad del ser (1984)
* El arte de la novela (1986)
* La inmortalidad (1990)
* La lentitud (1994)
* Los testamentos traicionados (1995)
* La identidad (1996)
* La Ignorancia (2000)
* El Telón: Ensayo En Siete Partes (2005), ensayo literario en torno a la novela.
* Un encuentro (2009

sábado, 26 de febrero de 2011

Los libros arden mal ( Manuel Rivas )


Los libros arden mal

En el marco de la posguerra española se desarrolla una historia que tiene que ver con la cultura (como episodios sobre la quema de libros) pero que además ahonda en las distintas situaciones de unos personajes relacionados entre sí.
Hasta aquí algo que podría ser habitual. A partir de aquí la novedad. El autor cuenta la historia cambiando: en un capítulo podemos encontrar la historia de un juez contada de forma objetiva. En el siguiente aparece una lavandera hablando en primera persona.
Debido al cambio de personajes, en ocasiones se hace una lectura un poco complicada: hay bastantes nombres que guardan relación y al comenzar cuesta pillarle el truco. (De hecho me hice un croquis con nombres de personajes, relaciones y otros datos).
Luego todo va rodado, hasta más o menos la mitad del libro, donde la trama se estanca un poco y todo sucede más lentamente. En este punto, cuando ya pensaba que no me iba a gustar el final porque el autor lo apañaría como pudiera, las cosas cambian y el lector se lleva una grata sorpresa al recuperar la actividad y dinamismo de la primera parte del libro.
Trozos que me han gustado hay montones. De ellos, he seleccionado uno, para ilustraros el modo de enlazar del autor de un tema a otro, y para que comprobéis lo distinto que es a otros escritores:
Ya no era una criatura. Con cinco o seis años aún se meaba en la cama. Antes, no. Fue en esa época. No era algo que se pregonara. No es que llegase una a buscar la ropa y le dijesen: Ahí van las sábanas mojadas por el niño, que no retiene. Lo que pasa es que la ropa cuenta sus historias, es como un libro. Y tampoco yo voy diciendo por ahí lo que cuenta la ropa. Eso queda entre nosotras. Entre la ropa y nosotras. Por eso, lo que más me gusta de lavar es el clareo. Ese momento en el que el sol les devuelve los colores a las prendas y a las cosas, porque parece incluso, en ese dar del sol, que lo que has hecho es lavar todo el lugar. Devolverle los colores. A la ropa, sí, pero también al paisaje, a las cosas, a la mirada de la gente. Y entonces eres tú quien les pone el negro y el amarillo canario a las espigas rayadas de maíz del país y a las camisetas de fútbol del Relámpago de Elviña. El púrpura a los carpazos. A veces hablamos de la felicidad como un imposible. Entre nosotros, lo que más se parece a un infeliz es un feliz. Yo ya he oído llamarle a Brevo, que no tiene mucho entendimiento, he oído llamarle de dos maneras: feliz e infeliz. Parece que es lo mismo. Los niños le llaman tonto, sin más. Los niños. Qué miedo. No me extraña que haya quien se enrede con las palabras. Las hay, hay palabras, que son como bichos, de esos que mudan, que parecen una cosa y son otra. Polca dice que es al revés de lo que pensamos. Que las palabras no nacieron para denominar las cosas. Que primero fueron las palabras y después las cosas. Así que alguien dijo ciempiés y salió el bicho. Ya sé que no tiene cien pies. Lo importante es la intención. Quien hace la palabra, hace la trampa. Yo no quiero pensar en el nombre de un mal. Imagina que lo dices y funciona. Hay que tener cuidado con lo que se dice. O no. Al chaval, al hijo de la pintora y del juez, a lo mejor también le pasó que quiso meter las palabras para adentro y se le hizo un bolo, un tapón. Porque las palabras son también como migas. Yo, cuando estoy sola en la mesa, en silencio, meditando, los dedos hacen bolas con las migas de pan sobre el mantel de hule. Y cuando te das cuenta, cuando se te pasa el despiste, esas formas esféricas, tan pulidas, como astros, están mirando hacia ti. Yo no sé lo que harás tú, pero lo que yo hago es ir comiéndomelas muy despacio, las palabras de pan, las del silencio, para no atragantarme. Yo por suerte he tenido a Polca. A pai pai (en gallego, padre padre). Creo que, si no fuese por él, no habría arrancado. Sería feliz. Sería infeliz. Sería muda. Aún me mearía en la cama. Uno de estos días lo tengo que llevar a que vea al chaval, a Gabriel. Seguro que él encuentra la manera de espabilar a la criatura. Ella, la pintora, es más risueña que habladora. Tampoco a mí me va el chismorreo. El traer de dientes a la gente. A mí nadie me va a oír decir: ¡El niño, que es un meón!

Os lo recomiendo encarecidamente. Es uno de los mejores libros que he leído el año pasado, y he acabado encantada y acordándome de los que vivimos en Galicia (Niebla Espesa, El norte, D.).(Por certo, o libro leíno en galego, pero no meu blog escribo en castelán para que o poida entender todo o mundo) porque ademáis de ser unha grande historia é un tributo as terras galegas, as rúas coruñesas é a os pobos cercanos.

viernes, 25 de febrero de 2011

El Alquinista




Paulo Coelho, el novelista brasileño más internacional, publicó "El alquimista" en 1988, convirtiéndose en uno de los ejemplares más leídos y valorados de los últimos años. De lectura muy ágil y amena, gracias a sus breves capítulos, el libro cuenta las aventuras de Santiago, un joven pastor andaluz, en la búsqueda de un tesoro con el que ha soñado. Su viaje por el sur de España y el norte de África, hasta alcanzar las Pirámides de Egipto, forma parte de un camino obligado para alcanzar lo que podríamos denominar su felicidad, que en la novela toma el nombre de "leyenda personal".
La narración cuenta con multitud de citas, proverbios, refranes y frases hechas que se pueden aplicar en casi todas las situaciones de la vida. Santiago se dedica a seguir el dictado de su corazón y a leer las señales que su entorno le ofrece con el único fin de realizarse como persona con la consecución de su objetivo en la vida, en su caso en forma de "tesoro" indefinido. En el camino conoce el miedo, las dudas, el amor, el odio y otros muchos sentimientos que forman parte de su personal cruzada. La ambientación que Coelho da a sus palabras es ciertamente excelente, dando la impresión de que incluso puedes oler los aromas de las tiendas árabes o sentir las arenas del desierto en la piel. El libro en sí transmite una extraordinaria paz interior, seas creyente o no, invitándote a solidarizarte con el protagonista en su búsqueda y sufriendo con cada piedra que el azar pone en su trayectoria.
El amplio conocimiento de cuerpo y alma es en definitiva el premio para aquel que logra hacer lo que realmente desea en la vida sin desviarse de la línea que debe seguir, aprendiendo a comprender las cosas mundanas que rara vez creemos importantes. La historia está repleta de moralejas. La mayoría de los pasajes pertenecen a la tradición árabe o musulmana, con fuertes influencias espirituales y mágicas, lo que hace que el cuento de "El alquimista" sea interesante y adictivo, alejado de sermones o exhortaciones religiosas. Es importante decir que gran parte de la obra de este autor tiene motivos espirituales en su creación, quizás reflejando su firme educación católica en la infancia, seguida de una etapa de rebeldía y estilo hippie, desembocando de nuevo en la búsqueda de la fe (su primer libro de éxito, "El Peregrino de Compostela" (1982), está inspirado en sus vivencias en el Camino de Santiago).
Desgraciadamente releo los libros porque los olvido con facilidad y lo peor es que, una vez que empiezo a leer de nuevo, todo me suena y sin querer lo reinterpreto para ver si hay algo diferente a lo que encontré la primera vez. Muchas veces eso da como resultado que lo que en un primer momento me impactó en la segunda lectura pierda fuerza. Es como ver una película de los 80 en la actualidad.
El caso es que "El alquimista" es un libro todos deberíamos leer, es una novela preciosa, con un mensaje muy profundo y que, en ocasiones, nos invita a reordenar nuestra propia vida para intentar alcanzar la "leyenda personal" que nos corresponde en este mundo y no defraudar al que la creó para nosotros… sea quien sea.

La sombra de viento



La sombra del viento

Estoy segura de que a estas alturas casi todo el mundo ha leído o al menos ha oído hablar de "La sombra del viento", el best-seller de Carlos Ruiz Zafón convertido en uno de los libros más vendidos de un autor español.

En principio, con "La sombra del viento" sufrí prácticamente el mismo suplicio inicial que con la anterior obra que leí de este autor, "El príncipe de la niebla". El comienzo es flojo, previsible, aburrido, típico y falto de interés. Está escrito para llamar la atención sobre asuntos que más adelante no tendrán ninguna relevancia en la novela, algo que no termino de entender.
A pesar de mi desgana inicial, continué leyendo y, transcurridas unas cuantas páginas, la historia comenzó a tomar cuerpo y de igual modo comenzó a merecer la pena. Esa parte intermedia profundiza en la vida anterior de los protagonistas, desgrana los sucesos que causaron determinadas situaciones actuales y ahí se teje un entramado de suspense, incluso cercano al terror, muy interesante y adictivo. Se hacía conveniente llegado ese punto aclarar varios aspectos que el autor estaba dejando demasiado tiempo en el aire.
El argumento de "La sombra del viento" arranca en la postguerra española, allá por 1945. Un niño de 10 años llamado Daniel es llevado por su padre, librero de profesión, a un extraño lugar donde se guardan volúmenes de toda época, condición y procedencia, bajo un estricto secreto. Allí, en el denominado "Cementerio de los libros olvidados", Daniel elige un libro de Julián Carax, un autor maldito que a partir de entonces le quitará el sueño y le meterá en más de un problema.
El devenir de los acontecimientos no se plantea mal, aunque a medida que avanzan las páginas comienza a haber claras desconexiones entre lo que parecía el objetivo de Daniel (y del propio libro) y lo que sucede en la novela. De repente aparecen decenas de personajes obsesionados igual que el chico con el joven Carax, con su historia, su pasado y su suerte, lo que a la larga acaba siendo aburrido porque sabes que cada nuevo protagonista sabrá detalles importantísimos de la vida del escritor que cambiarán el rumbo de los acontecimientos, que ya de por sí no dejan de dar bandazos. Lo que en un principio parece el cuento de una pasión por la lectura se convierte en una anodina y superflua existencia movida por otras pasiones, unas más bajas que otras.

Pasando mil y una penurias, Daniel, apoyado por unos cuantos secundarios (incluido el secundario cómico encarnado por Fermín Romero de Torres) va escarbando en el pasado de Julián Carax hasta descubrir algo que realmente le tendría que dar igual, que es que el escritor tuvo una juventud desdichada porque perdió a su amada y a partir de entonces desapareció voluntariamente del mapa.
Aún así, el libro mantiene la atención salvo cuando se acerca el final. En un momento dado el protagonista anuncia que va a morir y por un momento me emociono evocando la genial "Crónica de una muerte anunciada" de mi admirado Gabriel García Márquez. Pero no, resulta que el protagonista recibe un tiro pero no se muere. Y además, se casa con la chica. Y Carax vive! Y el malo muere. Y yo no me lo puedo creer. Pienso que cerrar una novela es francamente difícil, pero cerrarla así es como dejarla abierta (como de hecho se ha demostrado con la edición de la supuesta continuación, "El juego del ángel"). Pues a mí un final así me cabrea, qué le voy a hacer. Me pasa como en las películas, pero reconozco que puede ser un vicio personal el hecho de que me fastidie que los buenos se salven cuando estaban lógicamente muertos.
El caso es que el final me dio un bajón impresionante, cuando las 300 páginas centrales me habían gustado bastante a pesar de sus trampas literarias y sus excesivas repeticiones de situación (a veces parece que la novela no avanza, que se ha metido en un bucle y que está sucediendo lo mismo que hace 50 hojas), además de algún que otro error expresivo de bulto. Me costó desde el principio asumir que los hechos sucedían en los años cuarenta, puesto que literariamente hablando el autor tampoco se ha ceñido mucho al habla de aquella época. Se ha esforzado por utilizar una prosa rica en figuras literarias y descriptivas pero desde mi punto de vista ha patinado un poco al darle la ambientación justa.
A pesar de todo ello, puede decirse que "La sombra del viento" es una novela entretenida, de fácil lectura y comprensión, pero que a mí en ningún momento me emocionó (salvo cuando creí que sería una tragedia griega, cachis) ni me llegó al corazón como comentan algunos otros lectores. Quizás me di cuenta demasiado pronto de que el autor pretendía que la historia me emocionara y, como ya he dicho por aquí en otra ocasión, no me agrada demasiado que me digan lo que debo sentir. Si me llega, pues me llegó, sea bueno, malo, Brontë o Corín Tellado, no importa. Pero si no me toca la fibra sensible no hay tu tía.
No voy a recomendar encarecidamente la lectura de este libro pero sí es una buena opción para pasar el rato. Dentro de tres o cuatro días veré si tengo reminiscencias de su contenido y sabré a ciencia cierta si la novela me ha dejado marca o ha pasado sin pena ni gloria por mi cerebro. Para ser sincera, tampoco esperaba que esta novela me encantara, así que tampoco me ha decepcionado realmente.

jueves, 24 de febrero de 2011

Paul Auster - Invisible



Invisible

En "Invisible", Auster nos cuenta la historia de Adam Walker, un joven poeta ilusionado y ávido de literatura que cuenta con muchas más cosas por hacer de las que ha hecho. Estamos en 1967 y nuestro protagonista estudia en la Universidad de Columbia (al igual que lo hizo el propio autor), está en contra de la guerra de Vietnam y según dicen todos los que lo conocen es guapísimo. En una fiesta de estudiantes conocerá a una seductora pareja de franceses. Lo primero que llama su atención es el nombre de él, Rudolf Born, ya que le recuerda a Bertrand de Born, el poeta que en uno de los cantos de Dante lleva su propia cabeza en la mano.
A partir de ahí, esta pareja se encargará poco a poco de que Adam vaya cayendo en sus redes, a través de un exraño juego de seducción. Hasta que Rudolf Born, que está en Columbia como profesor invitado, le propone que dirija una revista literaria que él mismo se encargará de financiar. Cuando esto ocurre Adam ya sospecha del profesor francés, le parece peligroso y hombre de muchas caras pero la oferta es tentadora. Tampoco podrá resistirse días después, cuando Rudolf se marche a París repentinamente, a las insinuaciones de Margot.
Auster utiliza en esta ocasión a tres narradores de la historia (creo que es fácil deducir quienes son…) y pretende llevarnos a una narración en la que acabemos pregúntandonos quién es el cazador y quién la presa. Si queréis empezar a leer esta historia, aquí os dejo el primer capítulo.Este autor es uno de mis preferidos, con libros tan interesantes como "Ellibro de las ilusiones", "Un hombre en la oscuridad", "El corazón de las tinieblas"...etc...etc..
Poquito se puede decir que no sepamos de este autor, nacido en Nueva Jersey, donde trabajó como marino en un petrolero, pasó tres años en Francia trabajando como traductor, cuidador de una finca y también como "negro" literario. Será en 1974 cuando vaya a parar a Nueva York, una ciudad muy presente en su literatura. Es ganador de un sinfín de premios, pero por la cercanía con nuestra literatura hay que recordar que en el año 2006 fue galardonado con el Premio Príncipe de Asturias de las Letras.