Amig@s do Mar

domingo, 28 de agosto de 2011

Non te esquezo





O tempo vai pasando, os dias corren e nós non os damos pillado; as noites son máis curtas e o sol non é visto por ninguén. E eu aquí, diante desta máquina, pensando en ti, sen que a miña mente proxecto outra imaxe que non sexa a túa.
Pero por pouco tempo, por que o teu sorriso mudo, terá son en pouco tempo, ó meu carón, pasando as túas mans polas miñas meixelas.
hoxe non teño un día de moito pensar, as ideas non surxen coma antes, mais os sentimentos non adormecen nin un instante e incluso cando durmo escoito a túa voz.
Sen máis que poder dicir, quero que saibas que escribo por ti, por min,... por nós.
Non te esquezo, nunca.
Pasade voa tarde, un biquiño.

jueves, 25 de agosto de 2011

Diogo pisa Galicia por primera vez

Olá Diogo!, ¡Hola Diogo! Tampoco suena igual, pero se oye indistintamente en las dos riberas del Miño. El pequeño gran niño luso de Caminha, que cameló a todos con ese innato don de convencimiento de los infantes y su particular risa de «malandro» pisó ayer por primera vez en su vida Galicia.
Y lo hizo por la puerta grande. Su madre pretendía una cariñosa e informal escapada. Hasta que llegó a Baiona, el niño bajó del coche y, casi al unísono, sonaba la llamada de un viandante sorprendido: ¿Hola, Diogo? Hasta ahí duró lo de particular, pero se multiplicó lo de cariñoso. Sonriendo, con la misma fuerza e ilusión con la que tres meses atrás invitó a gallegos y a portugueses a que unieran sus manos para coleccionar las 19 toneladas de tapas de plástico con las que podría ganar la que a él le faltaba.





Así se presentó el mismísimo Diogo en persona, poco después de las diez y media de la mañana y sin anunciarse en la delegación de La Voz en Baiona. No consiguió llegar a tiempo de ayudar a los guardeses que, con el camión de este Concello, recogieron el material acumulado en la heladería Gamela. Él quería agradecer el apoyo y la canalización de su campaña a lo largo y ancho de Galicia hasta Portugal, pero tuvo que empezar por el postre.
A las once disfrutaba ya en el Gamela del yogur y el helado prometido con el que le obsequió su propietaria y, minutos después, continuó viaje hasta A Guarda. «Imposible no venir, era una deuda», afirmaba la madre, pese a que para poder salir de Portugal tuvo que asumir su trabajo la abuela del pequeño.
A Guarda era su principal punto de destino. «No pudimos ayudar a los que recogieron en Baiona, pero sabemos del apoyo incondicional de los guardeses y su Concello es el que permitió extender además la parte logística de la campaña a Galicia», explicó su madre poco antes del mediodía.
Treinta kilómetros después, conseguía un encuentro con el regidor guardés en el ferri de la villa. Allí le trasladó el agradecimiento para el pueblo y Diogo compartió mesa y mantel con el alcalde Domínguez Freitas. Pero si Diogo sorprendió a su paso, no menos alterada está Gondar, la pequeña parroquia lusa en la que residen y que, desde el lunes, ha recibido a más de una decena de medios de comunicación de los dos países.






Derroche de ilusión
Madre e hijo derrochan felicidad e ilusión. Saben que aún hay por delante otras 36 toneladas que recoger en dos años y confían en que sus amigos gallegos y portugueses «sigan soñando con nosotros». Pero ya hay otro avance importante. «Antes de la campaña, cuando la gente veía a Diogo en la playa o en la tienda decían o pensaban, pobrecito; y aún me dolía más». Ahora, «todos le dicen hola Diogo con normalidad y ese es otro gran paso para nosotros», añade. El siguiente, en una semana, porque su mano estética ya está lista.

Un reportaje de la Voz de Galicia

Pasar buena tarde,ser felices.

martes, 23 de agosto de 2011

Diogo reúne las tapas para su mano


Galicia se vuelca con el niño luso de dos años que necesita una prótesis
El pequeño luso que se presentó hace dos meses a Galicia explicando que coleccionaba envases de plástico porque se los iban a cambiar por una mano, acaba de completar el álbum. «No hay palabras». Es el salvoconducto de Diogo Farinhoto y la primera expresión de una madre a la que le acaban de confirmar que ha pagado el sueño de su familia.








«Es un milagro, imposible sin todas y cada una de las personas de Portugal y Galicia que nos ayudan», afirma. Conoce los nombres propios de los concellos, personas y entidades tanto públicas como privadas que en la ribera gallega dibujan una red solidaria desde Ferrol y Burela hasta la desembocadura en A Guarda y que ha saltado ya a Murcia o a Almería. «Espectacular, un récord, una carrera de todos», manifiesta.
Desde A Guarda partió ayer, poco después del mediodía, el ferri de Santa Rita de Cassia con las dos toneladas de envases y tapas procedentes de Galicia con las que se completan las 19 necesarias para obtener la prótesis.
El edil de Servicios, Paulino Rodríguez, destacó al pie del embarcadero la implicación de la villa. «Estamos orgullosos del pueblo, de tanta gente implicada en A Guarda, de la colaboración con Caminha y también del apoyo de una empresaria de Baiona, a la que mañana iremos a recoger otro camión». Hasta esta última villa acudirá también Diogo en cuanto le coloquen la prótesis porque se ha comprometido a tomar él solo un yogur en la heladería Gamela, donde le han ayudado con su particular colección.






La prótesis, en tres semanas
La mayoría de sus amigos gallegos (Marilyn en Cariño, José en Narón, Maite en Vigo, Begoña en Ourense Infominho, Radio Tui, Galicia Suroeste...) están en contacto directo con la familia.
Pero la madre quiere agradecer también a los anónimos porque la campaña se está extendiendo a una velocidad sin precedentes. «Creo que es un premio para todos», afirma.
Hace noventa días que ella misma echó las redes a la ribera gallega. Entonces guardaba cuatro toneladas en casa. Todos esos anónimos han hecho que la cooperativa Dar e Sorrir tenga ya pagada la factura de los 9.000 euros en los que está valorada la prótesis.
Antes de empezar el colegio Diogo dispondrá ya de la mano estética diseñada en Matosinhos. «Con esta prótesis se intenta que se vaya acostumbrando a su nuevo cuerpo», afirma la madre. En quince días, Diogo acudirá de nuevo al centro médico, pero esta vez para que se le coloque la mano mioeléctrica traída para él desde Alemania. Con ella podrá agarrar objetos y, por lo tanto, aprender a escribir como los demás niños del colegio, que también estrenará en septiembre.
La alegría del pequeño y su familia es tan «indescriptible» que ya no se atreven a pedir más. Pero Diogo volverá a necesitar coleccionar tapas y la solidaridad gallega. La mano a la que accederá en unas tres semanas tiene caducidad. En dos años, cuando el pequeño cumpla cuatro, habrá que disponer de un dispositivo más avanzado, «el que le permitirá hasta sentir frío o calor». A partir de entonces ya solo serán pequeños ajustes bianuales. Pero de nuevo tendrá que disponer de las tapas suficientes para el «premio».
El siguiente escalón es más alto. Diogo no es consciente aún, pero entonces necesitará otras 36 toneladas. El Concello de A Guarda ya ha confirmado que mantendrán el apoyo hasta que el pequeño salde la cuenta. «Diogo cuenta con todos y cada uno de los que lo han acompañado hasta aquí», reconoce tímidamente la madre, confiada en que el ánimo no decaerá.
Empiezan a embarcar en ferris 19 toneladas de plásticos...

Este post está sacado de un reportaje de la Voz de Galicia.

Estamos tod@s muy content@s Diogo, te deseamos lo mejor, y que puedas hacer una vida normal como cualquier niño...Besiños cieliño!....Moitos beijinhos!!

miércoles, 10 de agosto de 2011

LA PLAYA DE LOS AHOGADOS



El género policiaco cuenta con una larga tradición. Desde Edgar Allan Poe y pasando por Conan Doyle, Ágatha Christie o Dashiell Hammett, muchos han sido sus cultivadores. Y actualmente, nos atrevemos a decir, con escaso temor a equivocarnos, que se está produciendo un resurgir de este tipo narrativo y no de escasa calidad. En efecto, son muchos los novelistas que se han lanzado al género







Y sus obras presentan, en líneas generales, un nivel literario estimable.

El último del que hemos tenido noticia es Domingo Villar (Vigo, 1971), guionista de televisión que ha cosechado un gran éxito con su primera novela, ‘Ojos de agua’ (2006) y ahora publica una segunda entrega con el mismo protagonista, un lacónico inspector de policía, gallego como el autor y llamado Leo Caldas.

El título de esta nueva aventura es ‘La playa de los ahogados’ (Editorial Siruela, 2009) y en ella Caldas debe investigar la aparición del cadáver de un marinero que el mar ha traido a una playa gallega con las manos atadas y de cuya embarcación no ha quedado rastro. Nuestro protagonista se traslada hasta la población para iniciar sus pesquisas pero se topa con el silencio de los vecinos, quienes, cuando se deciden a hablar, expresan unas sospechas demasiado insólitas.

Leo Caldas, que no atraviesa un buen momento, debe afrontar, por tanto, un caso oscuro. Para ello cuenta de nuevo con la colaboración de su impulsivo ayudante, Rafael Estévez, un aragonés que no acaba de encajar con su jefe.

Como anécdota graciosa, contaremos que la esposa del autor es también aragonesa. Ignoramos qué le habrá parecido el hecho de que su marido pinte un maño con tan malas pulgas.

Un cadáver en la playa desencadena esta nueva aventura de Leo Caldas
Volviendo al libro, destacaremos el personaje protagonista. Leo Caldas es, en efecto, un personaje bien construido, que nos recuerda, en cierta medida, al Pepe Carvalho de Vázquez Montalbán, cuya influencia Villar reconoce, por otra parte. Se trata de un singular detective, que oculta su timidez tras un cigarrillo y al que le gusta beber vino blanco en la taberna de Eligio, pasear de noche por Vigo, contemplar el mar y escuchar jazz en algún club. Además, su individualidad es resaltada intencionadamente por el autor al ocultarse éste tras una aséptica tercera persona que no interviene en la obra.

Parece que Villar, que no tenía fácil repetir la buena calidad de su primera entrega del detective, ganadora de varios premios y traducida a -al menos- seis idiomas, ha conseguido elaborar una segunda aventura que no desmerece en absoluto de aquélla.

Pasar buén día,ser felices.